Argentina: Interview with Daniel Funes de Rioja

Daniel Funes de Rioja

President, Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), Argentina (Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL))

2016-10-07
Daniel Funes de Rioja

El nuevo Gobierno de Presidente Mauricio Macri aspira a abrirse al mundo con el crecimiento progresivo de una economía más competitiva, fortaleciendo relaciones con socios estratégicos, atrayendo IED y, en definitiva, multiplicando el potencial que ya presenta el país en diferentes sectores ¿Podría definirnos la ventaja competitiva de ese potencial al que continuamente se hace mención y qué diferencia a Argentina de otras potencias como México o Brasil?


Ustedes saben que el MERCOSUR es todavía una obra inconclusa. Nace como un compromiso político y no llega a ser un modelo de integración claro, todavía. Durante los últimos años la Argentina tener una actitud menos propicia a profundizar esas relaciones comerciales y de integración. Consideramos, desde COPAL que hay que reasumir ese compromiso. Reactivar la coordinación de la industria de la alimentación en la región era un paso absolutamente necesario y previo a los fenómenos o procesos de integración, que no nos cabe la menor duda que se van a encarar ahora de forma bastante inmediata por voluntad -fundamentalmente- de los principales actores del MERCOSUR y de la comunidad internacional.

Creemos que hacen falta tres cosas. En primer lugar, armonización normativa al interior del MERCOSUR, para tener una plataforma de oferta coordinada hacia el exterior. Es decir, somos uno de los tres grandes mercados de productores de alimentos del mundo, como país y como región, ligado con Brasil, Uruguay y Paraguay; los cuales hoy están teniendo un rol bastante importante en la producción de soja y de carne. Si no tenemos esa compatibilización y armonización interna, que va desde el sistema regulatorio hasta normativas alimentarias, evidentemente estamos favoreciendo esta dificultad de exportación en común y la posibilidad de un mayor intercambio al interior del MERCOSUR, que -en realidad- hoy es bastante limitado, no tiene la potencialidad que podría adquirir si miramos la canasta de productos de alimentación que se compran todavía en terceros mercados por los países del MERCOSUR. En segundo lugar, habría que reforzar lo intra-MERCOSUR y, en tercer lugar, ratificar la voluntad común de comercio o integración regional, no de integración país – país, sino regional del MERCOSUR con otros bloques.


¿Porque ahora no se da una libre circulación de mercancías como sucede -por ejemplo- en la Unión Europea, no es cierto?


No la hay, hay muchísimas restricciones. Algunas probablemente sean dadas por problemas menores entre países, otras por falta de compromiso o por la sobreabundancia normativa.
Hay que partir de la base de que nuestros países son de gran heterogeneidad como producto de su historia y de la ola migratoria de principios del siglo XX. Entre los defectos que ello presenta está la burocracia, la excesiva normativa y la falta de gestión eficaz. Por su parte, la ventaja mayor es la adaptabilidad.


Es primordial el objetivo de COPAL de “propender y promover una visión estratégica del rol e importancia de la industria de alimentos y bebidas como un vector fundamental para el desarrollo económico y social con el fin de lograr una mayor inserción internacional de Argentina”. En este sentido ¿Cuáles son sus prioridades fundamentales para esta nueva era comercial y económica que atraviesa la Argentina?


Argentina tiene un piso de producción relativamente importante e incluso en el marco internacional estamos en los primeros lugares, ahora un poco más distanciados por razones coyunturales de los grandes productores de alimentos ¿Qué necesitamos? Productividad y competitividad. Para lograr esto hay muchas acciones que son de marco regulatorio. COPAL coincide con el Banco Mundial y el G20 en que nuestro país debe tener una regulación “inteligente” y una organización mucho más simplificada y flexible.

Para la competitividad, evidentemente, hay un piso de regulación inteligente. Prefiero no hablar de desregulación porque en estos ámbitos uno habla de desregulación y parece que está desnudando un sistema normativo. COPAL está basada en la promoción de la iniciativa privada, pero reconocemos el rol fundamental del Estado. Es decir, no hay iniciativa privada ni capitalismo moderno sin un Estado eficaz y, por ende, no queremos un Estado megalómano ni uno ausente. Queremos un Estado eficaz, poniendo acento en la gestión y, para ello, hay que remover obstáculos a fin de fomentar el desarrollo de la inversión, la empresa y el empleo.

En segundo lugar, siendo un país territorialmente amplio, creemos que hay que conjugar -como hemos planteado en el G-20- el tema de crecimiento y empleo. Tenemos recursos humanos y no cabe la menor duda que, desde el punto de vista del estándar of living, hay que consolidar un país de clase media. Y, para contar con un ingreso acorde a la clase media, también lo que tiene que haber es una productividad conforme ese requerimiento. Caso contrario, terminamos siendo un país de salarios altos y productividad baja, cayendo en la actividad de mano de obra intensiva o hacia actividades de capital intensivo que dejan fuera del mercado a mucha gente. Hay que compatibilizar estos aspectos.

Por otro lado, somos un país de frontera viva, muy permeables y en muchas de las actividades agrícola-industriales hay gran movimiento transfronterizo de mano de obra que viene a realizar diversas actividades, sobre todo las estacionales. Encontramos entonces, una mano de obra adicional a la nacional que viene, que trabaja y que -además- demanda servicios públicos, hospitales, escuelas etc. Todas estas son realidades que tiene nuestro país, que quizás en otro contexto, en otra geografía o en otra cultura serían diferentes, pero que aquí políticamente han inducido a la idea del aislamiento incompatible con la realidad de la globalización.

Creemos que la Argentina tiene la oportunidad abierta para lo contrario: para integrarse al mundo, para capacitar a sus recursos humanos y, de hecho, si uno encuentra el mapa de producción ve que en muchas actividades que son típicamente de capital humano y de tecnología de servicios sofisticados, tenemos las principales compañías del mundo trabajando en Argentina y exportando servicios desde nuestro país. Esto significa que, para un sector de nuestra población, en la medida en la que el proceso educativo acompañe esa transformación, también hay posibilidad en el plano de desarrollo de determinados servicios de alta tecnología. Este desarrollo viene a complementar la idea de cambio tecnológico y de innovación, que -evidentemente- se necesitan para los start ups. En Argentina hay un espíritu emprendedor que yo diría que se ha percibido incluso después de las grandes crisis. Por ejemplo. la crisis de 1989 con la hiperinflación o la de 2001 de la híper-recesión, fueron seguidas por la aparición de "green shots". La economía reverdeció bastante rápido, después nos encargamos de hacerla declinar nuevamente, pero -en todo caso- hay un potencial importante desde el punto de vista de los recursos naturales y recursos humanos y una base industrial tangible y diversificada, más allá de los problemas de competitividad. Lo que no puede discutirse es que no hay posibilidad de paso atrás, es decir Argentina no puede desindustrializar, lo que tiene que adaptarse, sofisticar su industrialización a partir de esos valores que enuncié de competitividad, productividad e integración al mundo con acceso a mercados y la capacidad de construir alianzas y, todo ello, debe darse en el marco de un Estado de Derecho y en un ambiente trasparente para los negocios.


El año pasado Ud. presentó el documento: "Análisis y Propuestas de Políticas Públicas de COPAL para la Industria de Alimentos y Bebidas", en el cual resalta las potencialidades no explotadas del sector para poder ampliar su potencial productivo y elevar la presencia en los mercados internacionales ¿Cómo de importante es la IED para el desarrollo de esas potencialidades no explotadas del sector?

 

Digamos que COPAL decidió plantear este documento a partir de la expectativa de cambios institucionales. Somos muy respetuosos del proceso democrático, pero lo que percibimos en ese momento fue que era necesario mandar determinadas señales a quienes competían electoralmente, dadas por un sector dinámico y muy federal, muy expandido en el territorio del país. Como resultado surgen estos documentos; por una parte, de valores o principios que hacen al concepto de la integridad, de la transparencia, la economía de mercado, que creemos necesario reafirmar, porque venimos de los periodos de muchas distorsiones, de una sobrevaloración del papel del Estado y, una subrogación del Estado en funciones que son típicamente de la iniciativa privada, por eso el mensaje había que convalidarlo.

En segundo lugar ¿Qué es lo que nos hacía falta para crecer y competir mejor? Y, en tercer lugar ¿Cómo hacerlo?, ¿Qué tipo de medida hay que aplicar?. Y esto apunta no solo al mercado interno y externo, sino también a la convivencia en Argentina del capital de inversión extranjero con el nacional. En la mesa de COPAL, están empresas multinacionales, multilatinas, tenemos las de mercado interno y las de “ida y vuelta” que exportan e importan. Lo que perfilamos a futuro es fundamentalmente internacionalizar las propias empresas argentinas. Esto se hace a través de un mecanismo de integración de las cadenas de valor, la creación de cadenas en el marco nacional y en cuyos eslabones hay PyMEs que trabajan para multinacionales o empresas nacionales.

En este sentido, nosotros creemos que la convivencia de nuestro sector empresas internacionales con nacionales también lo que ha generado es una competencia hacia la calidad muy importante y esta competencia hacia la calidad requirió también que -en su momento- le planteáramos al Gobierno la necesidad desde el punto de vista de los órganos del Estado de ser eficaces y creíbles, por ejemplo en materia de certificaciones por parte de órganos estatales de competencia en alimentos para que tengan celeridad, pero -además- que tengan prestigio, de autoridad indiscutida y cuanto más autoridad indiscutida en el campo internacional y más inmediato sea el contacto y la reacción y la respuesta con respecto a nuestra propias necesidades y preocupaciones, eso facilitará más nuestra innovación y presencia en el comercio internacional.

 

Como Ud. bien sabe, Harvard Business Review es mundialmente conocida por la publicación de case studies, en los que se exponen casos de éxitos de empresas y en los que se explica cómo han hecho frente a un desafío o problema concreto ¿Cuáles son los casos de éxito que tiene COPAL entre sus miembros y qué le gustaría destacar a los lectores de Harvard Business Review?

 

Nosotros contamos con muchos casos de éxito como es el paradigmático caso de Arcor, aunque no es el único. Surge como una pequeña empresa familiar de un pueblito de Córdoba hace 50 o 60 años y hoy en día es el principal exportador de caramelos y golosinas al mundo. Uno los puede ver hasta en China, en la canasta de los hoteles o en Japón. También contamos con empresas medianas como Cabrales, que hoy producen café también en cápsulas, exportando a la región.
No cabe la menor duda que la industria argentina además de tener las grandes multinacionales tiene ejemplos muy buenos de producción o de transformación o procesamiento, sea de materia prima nacional o importada que se consume domésticamente y se exporta.


Ud. es el fundador de Funes de Rioja & Asociados, es abogado y Doctor en Derecho y Ciencias Sociales en la especialidad Ciencia Política y Constitucional de la Universidad de Buenos Aires y según la revista Apertura, se encuentra en el ránking de los abogados más prestigiosos de Argentina. Además, no es solo Presidente de COPAL, sino Vicepresidente de la UIA; entre otros cargos ¿Cuál ha sido la lección más valiosa que ha aprendido a lo largo de su trayectoria profesional y que más ponga en práctica en su día a día como Presidente de COPAL?


Diría que, fundamentalmente, la responsabilidad de un emprendedor, sea en lo profesional o en lo industrial, es la de dar respuesta permanente a los nuevos retos y cambios de la sociedad, caracterizados por la velocidad de estos. En ese sentido, evidentemente Argentina es un país que a veces más que cambios tiene sobresaltos, para lo cual hay que estar preparados para esas coyunturas. De cualquier manera, creo que la experiencia que pueda aportar desde mi tarea como profesional o como emprendedor y desde mi rol de dirigente empresarial nacional e internacional o como académico es que en el marco de la globalización y la región, particularmente la Argentina tiene una gran potencialidad que hay que aprovechar, convirtiéndola en realidad y, de una vez por todas, resolver las “asignaturas pendientes” con políticas y medidas consistentes y perdurables.

 

Para concluir ¿Qué último mensaje de confianza sobre la economía argentina, en concreto sobre la industria que usted representa, le gustaría enviar al lector de Harvard Business Review, entre los cuales se encuentran grandes inversores potenciales?

 

En estos últimos meses, al estar en lugares como China, Estados Unidos, al hablar en reuniones empresariales y estar en Ginebra-Suiza, la semana pasada, les diría como me ha tocado hacerlo hace pocos días en AmCham y es que parece que por Argentina por lo menos hay “curiosidad” que se está traduciendo en interés. Me parece que la sociedad está preparada para responder a retos que tenemos por delante muy fuertes y que hay que completar para ser un país desarrollado. Hay que aprender andando y este aprender andando es a partir de una posición que la sociedad ha admitido, y rescato como dato muy importante este acuerdo político liderado por el gobierno para resolver el tema de la deuda, porque los holdouts no han sido solamente un problema financiero, no es solamente un problema de pagar a quien se le debe, no es tampoco pagar porque no haya más remedio porque se necesitan los fondos, sino también que la misma Argentina que festejó el default, asume hoy que hay que cumplir los compromisos para volver a entrar al mundo. Argentina tiene la base necesaria para que las inversiones puedan promoverse con la tranquilidad de que la seguridad jurídica va a estar dada no solo por la norma, que siempre puede ser revocada, sino por la conciencia social de que la norma es el resultado del acuerdo político, social que le da base, y este es mi mensaje. A diferencia del pasado, me parece que volvemos a tener un dialogo social institucionalizado por lo menos en lo político, y espero que se traslade a otros planos de la sociedad -el productivo-, que le dé certeza, permanencia a las reglas de juego en lo económico y social.